HALITOSIS UN LLAMADO DE ATENCIÓN QUE DEBEMOS TOMAR EN CUENTA

La halitosis es un signo clínico que se presenta relacionada a diversas enfermedades, con diferente intensidad y duración. En si misma no es una patología y por lo tanto, su mejoría estará asociada al tratamiento de la enfermedad causal.

El origen de la halitosis o mal aliento, puede estar en la boca, relacionado con diversas enfermedades que la afectan, como periodontitis, estomatitis, xerostomía (sequedad de la boca) o caries dental. Sin embargo, en un número no despreciable de ocasiones, la halitosis se encuentra también relacionada a enfermedades del tracto respiratorio o digestivo. En especial infecciones del tracto respiratorio alto, como sinusitis, faringitis; incluso las que se establecen como procesos inflamatorios-infecciosos crónicos y que no son detectados por el paciente o éste no les asigna la relevancia que tienen.  También pudiese aparecer relacionadas a cuadros digestivos, especialmente la presencia de divertículos (pequeñas “bolsas”), que pueden presentarse desde la región baja de la faringe hasta el esófago, favoreciendo la retención de alimentos y su posterior descomposición dentro de éstos. También algunas enfermedades sistémicas como por ejemplo la diabetes,  en sus fases iniciales en las que aún no hay diagnóstico de la enfermedad ; la insuficiencia renal crónica, que provoca un aumento de los niveles de urea en sangre.

En todos los casos anteriormente citados, la desaparición de la halitosis se producirá cuando la enfermedad original sea tratada; es decir, hecho el diagnóstico diferencial, la conducta es concurrir al especialista para el tratamiento de la enfermedad causal.

Especialmente los medicamentos o enfermedades que provocan sequedad bucal secundariamente pueden producir la aparición de halitosis. Agentes antimicrobianos, antirreumáticos, antihipertensivos  y  psicofármacos.

Sin embargo, la mayoría de las veces, la Halitosis es un evento episódico, es decir, se presenta sólo en ocasiones. La razón más obvia es la ingesta de algunos alimentos que productos de su metabolismo, terminan provocando la emanación de gases de mal olor por vía respiratoria o directamente por la producción de estos gases en la vía digestiva; algo  característico después de la ingesta de ajo o cebolla; comidas muy condimentadas o con alto contenido de grasas.

Pero hay una causa pocas veces considerada y es la que se da  en relación a largos períodos de ayuno, en los cuales se produce una cetosis transitoria provocada por la baja de carbohidratos disponibles y la metabolización consecutiva de los lípidos. Aunque de fácil diagnóstico, la mayoría de las veces esta causa no se considera y de inmediato se piensa en patologías más complejas, retrasando el diagnóstico y el tratamiento causal, que como vemos, en ocasiones es bastante simple.

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